¿Realmente es tan malo?

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Qué cansado es cuando queremos tener la razón, ¡qué desgastante se vuelve!, por ello, te invito a que te cuestiones si ¿realmente es tan malo eso que te genera tanto malestar?, te sugiero que trates de verlo desde otra perspectiva, desde otros ángulos: con los lentes de doña Pancha podrás hacerlo, son unos ejercicios que te ayudarán a mirar desde diferentes perspectivas.

Es cuestión de percepción. Descubrirá que las cosas son justamente como usted piensa que son

Cuando yo tenía 19 años me fui de viaje sola durante un año y me comunicaba con mi padre por medio de cartas, ahí le platicaba mis experiencias y lo que estaba viviendo, a veces desgastada y cansada por sólo ver las cosas desde mi postura, inflexible y rígida, por eso, mi papá una persona muy sabia y sensible, me presentó a Doña Pancha (personaje inventado por él) y sus lentes(que le ayudaban a ver distintas posturas), con los cuales me enseñó a ver las cosas desde diferentes ángulos, por eso, concentré varios ejercicios y los llamé los lentes de Doña.

A veces cuando se nos mete una idea en la cabeza es muy difícil sacarla de nuestra cabeza, lo mismo con nuestros pensamientos y un pensamiento al final nos puede llevar a una emoción y esto a un sentimiento. Es un círculo vicioso. En el artículo de ¿te atreves a ver la vida de otra forma? Te platiqué por primera vez de los lentes de Doña Pancha y de cómo vemos las cosas de acuerdo a nuestro punto de vista. Te mostré imágenes donde según de dónde las mires se aprecian distintas cosas y lo mismo pasa con la vida. Lo mismo pasa en cómo enfrentamos las cosas.

Lo que ves será tu realidad

Con este artículo, quiero invitarte a que reflexiones si realmente es tan malo aquello que nos genera malestar y por ello te quiero contar una historia que leí hace poco y que me dejó pensando mucho en esto de cómo vemos las cosas, cómo reaccionamos ante nimiedades y dejamos que ellas nos afecten mucho y eso me dejó esta pregunta de si ¿realmente es tan malo aquello que nos saca de nuestra zona de control?  (así decidí llamarle a nuestra zona de juicios y miedos y donde creemos que las cosas deben ser de una determinada manera.

Pero bueno, te cuento la historia y ahorita continúo decía más o menos así:

“Al llegar a la estación de trenes, le dijeron que su tren tendría un retraso de aproximadamente una hora. No le encantó nada a la señora, pero tampoco podía hacer mucho, así que se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo. Buscó dónde acomodarse y se sentó en un banco dispuesta a esperar.

Mientras hojeaba su revista, un joven muchacho se sentó a su lado y comenzó a leer un periódico. De repente, la señora vio como aquel muchacho, sin decir una sola palabra, tomó el paquete de galletas, las abrió y comenzó a comérselas sin ninguna preocupación. La señora estaba molesta y no sabía cómo reaccionar, no quería ser grosera, pero tampoco podía hacer como que nada había pasado; así que, exagerando sus ademanes, tomó el paquete, sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y sin dejar de ver a la señora la puso en su boca y sonrió. La señora enojada, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada enojada en el muchacho. Y así continuó el diálogo de miradas con sonrisas y enojo entre galleta y galleta.

La señora se enojaba cada vez más, y el muchacho estaba cada vez más sonriente. Finalmente, cuando sólo quedaba la última galleta la señora pensó: “ no podrá ser tan descarado”, mientras tanto el joven con calma, tomó la última galleta, y con mucha delicadeza, la partió en dos, ofreciéndole amablemente la mitad de la última galleta a su compañera de banco. ¡Gracias! – dijo la mujer molesta y tomando con rudeza el cacho ofrecido. De nada – contestó el joven sonriendo suavemente mientras se comía su mitad. 

Por fin se anunció la salida del tren, entonces la señora se fue furiosa y se subió a su vagón. Al arrancar, desde la ventana de su asiento vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: “¡Qué insolente, maleducado y grosero!”. Sin dejar de mirarlo con resentimiento, sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolsa para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró ahí su paquete de galletas completo.”

Cuando cambias la forma de ver las cosas. Las cosas que ves cambian

¿Te ha pasado que juzgas velozmente a alguien porque hace algo que no debería hacer?

¿Te gustaría ser más como el muchacho?

Esta historia me gustó mucho y me dejó reflexionando qué hubiera hecho yo en el lugar de la señora, probablemente también me hubiera molestado y luego me quedé pensando qué hubiera hecho si hubiera estado en el lugar del verdadero agraviado. Sobra decir, que me fascinó su actitud, admiro su manera de reaccionar y aspiro a yo poder aligerarme así la vida. Y te deseo lo mismo. Creo que cuestionarnos si realmente algo es tan malo es el primer paso para poder soltar y liberarnos del deber ser, de los juicios.

Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad.

Por ello te invito a que pienses que tú eres la verdadera dueña de las galletas  y reaccionas de manera divertida como el muchacho, en vez de pensar que es una patanería e impensable, lo pienses desde que te divierte mucho compartir tus galletas, o desde que esta mujer está sumamente molesta porque cree que me estoy comiendo sus galletas y me divierto de la situación, o desde el que me encanta compartir y que qué bueno que le pueda compartir a alguien. Escribe qué harías, escribe cómo reaccionarías sin enojarte, incluso si la señora te confrontara cómo se lo dirías sin enojarte y calmadamente.

Si miras lo que tienes en la vida, siempre tendrás más. Si miras lo que no tienes en la vida, nunca tendrás suficiente.

Adicionalmente, con los lentes de Doña Pancha tendrás excelentes ejercicios con los cuales podrásver las diferentes perspectivas, y con ello a que la vida sea más sencilla, más libre, menos deber ser, menos pesada, donde te enojas menos, porque comprendes que hay distintas formas de ver las cosas.

Te deseo una vida muy libre y ligera, nunca es tarde para lograrlo, ojalá que pronto me escribas contándome tus historias donde tu vida es más ligera y divertida.

Cuestionarse creencias

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Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Anónimo

    excelente artículo, me dejo pensando en las veces que suelo actuar como la señora de las galletas.

    1. Sandra

      Ese es el primer paso: reflexionar y darnos cuenta. Gracias por tu comentario. Abrazos

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