Estrategia para no desquitarte con los demás

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Con la historia de este artículo quiero que tengas una estrategia para no desquitarte con los demás, para que puedas soltar todo lo que cargas antes de depositarlo en las personas que quieres.

No te sentirás mejor provocando dolor a los demás

Te acuerdas en Aprendiendo a controlarte  que te dije que tu puedes decidir qué te afecta y cómo dejas que las circunstancias y situaciones tengan ciertas interpretaciones y significados. En ese mismo sentido, gestionar tus emociones te va a  permitir entenderte mejor y sentirte en pleno control de ti misma y no al revés, como cuando las emociones nos dominan y nos afectan mucho y pueden resultar en situaciones cíclicas que nos afecten mucho porque nos juzgamos, nos sentimos mal por haber actuado como actuamos y eso afecta a nuestra autoestima, confianza y modo de ver y vivir nuestra vida.

Herramienta para soltar

Todos tenemos días que no son tan buenos como quisiéramos y muchas veces dejamos que afecten todo los aspectos de nuestras vidas y con ello, a veces nos desquitamos con nuestros más cercanos quienes no tiene la culpa y eso se debe a que no sabemos cómo soltar lo que nos preocupa, nos enoja, lo que nos genera estrés, ansiedad, angustia, frustración, y lo cargamos y alimentamos haciéndolo crecer, o generando situaciones que nos generen más malestar y preocupación como depositarlo en quienes queremos.  Y muchas veces es común que demos por hecho a las personas que nos rodean, a nuestras personas  cercanas. Asumimos que nos van a querer sin importar qué, que podemos llegar a descuidar nuestro trato y nuestra conducta. Es posible que nos lleguemos a desquitar con ellas cuando no nos encontramos en nuestro mejor estado anímico. Podemos llegar a lastimarlas y a alejarlas sin que nos demos cuenta, porque a veces no alcanzamos a ver el daño que estamos haciendo. Y que, por lo tanto, también nos estamos haciendo a nosotras mismas. Por lo general cuando pasa el momento de malestar es cuando viene la culpa de haber actuado de cierta manera, y deseamos no haber reaccionado en la manera que lo hicimos, pero a veces se queda hasta ahí y hubieras deseado controlarte, pero no haces nada y no buscas una estrategia para no desquitarte con los demás.

Cargar con las cosas en vez de soltarlas se vuelve una carga muy cansada y acarrearlas es algo que no nos hace bien, ni nos lleva a ninguna parte. Por eso, con la historia del artículo de hoy, busco que reflexiones sobre las maneras en las que podemos ayudarnos a soltar todo aquello que no nos aporta, que nos estorba, que no nos deja avanzar y que incorpores esta herramienta a tu vida, para que la vuelvas un hábito y dejes de cargar lo que no te sirve y también que tengas una estrategia para no desquitarte con los demás.

No buscas quién te la hizo, sino quién te la paga

Había una vez un comerciante rico que contrató a un carpintero para que restaurara una casa colonial antigua. El comerciante era de las personas a las que les gusta tener todo bajo control y por ello le preocupaba que el trabajo no quedara bien, por lo que en repetidas ocasiones se daba vueltas a la casa para ver cómo iban las obras.

Uno de esos días, no fue el día del carpintero, parecía como si se hubiera levantado con el pie izquierdo, tuvo varios contratiempos y nada quería salirle bien ese día, sin embargo, él continuó trabajando arduamente hasta el final de la jornada. Y esto es algo que el comerciante no dejó de notar, percibió cómo el carpintero había trabajado mucho, a pesar de que había tenido diversas situaciones adversas. Para colmo, ya cuando se estaban despidiendo,  completando el día de mala suerte, el coche del carpintero también se negó a funcionar, así que el empresario se ofreció para llevarlo a su casa.

El carpintero visiblemente enojado y preocupado por todos los contratiempos que había tenido a lo largo del día, no habló durante todo el trayecto.  Al llegar  a su casa invitó al comerciante a cenar y a conocer a su familia, quien accedió con curiosidad- Antes de ingresar a la casa, se detuvo delante de un árbol y puso una de sus manos sobre éste durante algunos minutos. Y posteriormente procedió a abrir la puerta, permitiéndome entrar y seguidamente entró él en la casa, con una transformación radical, no quedaba nada del hombre visiblemente enojado y preocupado por los acontecimientos del día, sino por el contrario parecía un hombre que había tenido un gran día, se le veía feliz de estar en casa. La cena transcurrió entre risas y una amena y animada conversación.

Al terminar la velada, el carpintero acompañó al comerciante al coche. Cuando pasaron por delante del árbol, este le preguntó:

– ¿Qué tiene de especial ese árbol? ¿Qué hiciste con él? Antes de entrar estabas enojado y preocupado y después de tocarlo eras otro hombre.

– El carpintero se rio y animadamente le comentó, este es el árbol de los problemas. – Soy consciente de que no puedo evitar los contratiempos en el trabajo, ni los malos días, pero no tengo por qué llevarme las preocupaciones a casa y desquitarme con quienes más quiero, de por sí ya paso todo el día afuera y no los veo, como para que cuando puedo verlos, no los disfrute y me la pase depositando en ellos todo lo malo que me sucedió en el día. Así que, cuando toco el árbol, dejo ahí las preocupaciones y a veces las recojo a la mañana siguiente, cuando  regreso al trabajo. Lo curioso es que cada mañana tengo menos motivos para preocuparme que los que dejé el día anterior. 

Esa lección, le enseñó al comerciante lo verdaderamente importante y le hizo darse cuenta de lo que él había hecho en sus relaciones anteriores al desquitarse con quienes amaba sobre lo que no les correspondía.

Algunos de nosotros pensamos, que aferrarnos nos hace fuertes, pero a veces lo es dejar ir

¿Te ha pasado? Es fácil no separar nuestro día a día de nuestros seres queridos ¿cierto?

Es fácil no ver que ellos podrían ser momentos de deleite y de escape y a veces acabamos depositando en ellos nuestras frustraciones y enojos y eso nos conduce a caminos y rutinas de infelicidad. Sin embargo, está en nuestras manos cambiar esta situación y liberarnos de esas cargas que no nos aportan, que no nos ayudan a avanzar, que hacen que busquemos culpables.

Tú puedes crear tu propio árbol de las preocupaciones, o puedes buscar otras maneras con las cuales liberarte y soltar, como meditar, hacer ejercicio, o tener algún objeto en el que deposites tus preocupaciones. Tú puedes crear tu propia estrategia para no desquitarte con los demás, si se te ocurre alguna, por favor no dejes de compartírmela.

No te preocupes y mejor ocúpate

Encuentra la manera de incorporar a tus días un espacio para establecer tu estrategia para no desquitarte con los demás, aunque sean 5 minutos, pero debes  proponerte liberarte de lo que estás cargando del día, en el que explícitamente te digas que no vas a dejar que lo que te haya pasado en tú día afecte tu relación con tus seres queridos, que no te vas a desquitar con ellos.

Nada en el universo puede impedirte dejar ir y empezar de nuevo

Recuerda que Nunca es Tarde para probar a hacer las cosas que te funcionen para tener la vida que siempre has querido.  Y soltar el lastre que cargamos te va a ayudar a vivir más libre y ligera.
Heramienta para no desquitarte con los demás

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Esta entrada tiene un comentario

  1. Anónimo

    Muy interesante. Para reflexionar.

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